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Cuando el peso de la vida dobla la caña hasta quebrarla
Autor: Pastor Héctor Spaccarotella

El pastor Luis Echeverría dice refiriéndose a este tema: “Tendemos a aislar indirectamente a estos creyentes que, cabe aclarar, son tan lavados y limpiados en la sangre de Cristo como cualquier persona que acude a la cruz del Calvario para redención. Se les trata con aire de inferioridad considerándoseles una influencia negativa o, peor aún, cristianos de segunda o tercera categoría. ¡Se les condena y rechaza por un pasado, y hasta un presente, que ya ha sido perdonado por el único Juez justo!
Las personas son, a menudo, «cañas» dañadas, con cicatrices en sus vidas que las han doblegado y herido. Un líder agresivo podría quebrar esa caña y echarla a un lado, pero no Aquel de quien se dijo: «No quebrará la caña cascada». Él se especializa en enderezar las cañas heridas, ayudándolas a ponerse firmes bajo su paciente y amoroso cuidado. El apóstol Pedro era una «caña cascada» cuando negó al Señor. ¿Cómo podía ese hombre luego llegar a ser un líder reconocido en la iglesia primitiva? La respuesta está en el ministerio del Señor que cuidadosamente restauró a Pedro y le dijo: «Apacienta mis ovejas».”